¿Qué efectos secundarios no detectables a corto plazo podría tener el consumo regular de un fármaco indicado para narcolépticos en personas que no padecen esta patología? Investigadores de las universidades de Oxford y Harvard concluían que sólo entraña “bajo riesgo”.
El consumo de modafinilo incrementa la atención y potencia la inteligencia fluida, es decir, la velocidad de procesamiento y la capacidad de adaptación a situaciones nuevas. De ahí que tanto estudiantes como ejecutivos hayan decidido dar una oportunidad a esta droga.
El Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología valora que nos encontramos ante “el primer ejemplo real de una droga inteligente, lo que genera un debate ético real que hay que enfrentar”, poniendo el foco en el nuevo escenario que se estaba abriendo tras su consumo masivo: “Con cualquier método utilizado para mejorar la cognición, las consideraciones morales siempre deben ser tomadas en cuenta”.
Concretamente la Universidad de Oxford en Reino Unido quiso analizar las consecuencias de su consumo a través de un estudio cognitivo del que formarían parte distintos estudiantes de este centro. La atención visual, la memoria espacial, las funciones ejecutivas y la memoria episódica antes y después del consumo de modafinilo se compararon.
Benjamin Zand, uno de estos voluntarios, confirmaba tras la primera dosis que se sintió “más despierto y menos cansado” de lo habitual y también “menos dispuesto a la frustración”. Sin embargo, tras una segunda dosis percibió una “mayor distracción” prestando una desmesurada “atención a cosas equivocadas” que le distraían de su estudio.
El Journal of Clinical Psychopharmacology publicó que los beneficios del modafinilo no son demasiado consistentes como para poder catalogarlo oficialmente como un potenciador mental. A lo que también se sumó la Universidad Católica de Chile donde argumentaron la “insuficiente evidencia de su eficacia”.
Fuente: INTERECONOMIA